The childhood obesity epidemic has motivated the implementation of physical activity (PA) intervention programs. The aim of this study was to determine the effect of an educational intervention program on the pattern and knowledge of physical activity in 6 – 8 year old school children in northern Mexico. A randomly controlled clinical design was employed, involving 6 elementary schools: 3 schools running the intervention program (n = 80) and 3 controls (n = 79). Anthropometry (weight, height and BMI/age) was evaluated, and the type and frequency of weekly practice of PA was recorded before and after the intervention. Anthropometric measurements were similar among all the groups at the beginning of the program. Children assigned to the intervention not only improved their knowledge about recreational PA (p = 0.03) but also increased their practice of walking (+23%), dancing (+19%), and playing soccer (+19%), (p ≤ 0.05). The educational program had a positive effect on participation and knowledge of the recreational activities of children.
INTRODUCCIÓN
La Organización Mundial de la Salud considera la actividad física (AF) como uno de los principales factores que intervienen en el estado de salud de las personas y la principal estrategia en la prevención de la obesidad (OMS, 2015). La AF se define como cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos que produce un gasto energético por encima de la tasa metabólica basal (Claros, Álvarez, Cuellar & Mora, 2011). Por otro lado, el sedentarismo es uno de los condicionantes, que en conjunto con ingestas alimentarias elevadas, conllevan a un balance energético positivo aumentando la prevalencia de sobrepeso y obesidad (Buhring, Oliva & Bravo, 2009).
En México, el subdesarrollo económico y la adopción de patrones de alimentación no saludables han contribuido a afectar negativamente la dieta de los niños en las últimas décadas (Ramírez, et al., 2003). Lo anterior se relaciona con altos niveles de sobrepeso y obesidad (34.4%) (Gutiérrez, et al., 2012). Según datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) del 2006 y 2012, la obesidad es más notable en el norte del país, Chihuahua presenta las tasas más altas –37.2% y 22.5% para niños y niñas respectivamente (Gutiérrez, et al., 2012).
La evidencia científica indica que, aún en niños, una vida físicamente activa reduce la obesidad, la depresión, la ansiedad y la baja autoestima (Trejo, Jasso, Mollinedo & Lugo, 2012), incluso en los escolares puede traer beneficios en el rendimiento académico (Ramírez, Vinaccia & Suárez, 2004). Sin embargo, cada vez más los niños reemplazan la AF por actividades sedentarias como ver televisión, jugar videojuegos y el uso de computadoras (Poletti & Barrios, 2007). De acuerdo a la literatura existe una relación evidente entre la exposición del niño a los diversos medios de comunicación y el desarrollo de la obesidad (Rodríguez, 2006; Delgado & Serrano, 2007). Los mecanismos participantes en este proceso pueden ser tanto la inactividad física que promueve el uso de los medios, como también el papel de los anuncios publicitarios que inducen al consumo de alimentos hipercalóricos (Pérez-Salgado, Rivera-Márquez & Ortiz-Hernández, 2010).
La actividad física en escuelas primarias de México está comprendida dentro de su currícula desde hace mucho tiempo. En la última década, el Gobierno Federal implementó el Programa Nacional de Cultura Física y Deporte 2008-2012, con estrategias que incluyen la promoción y difusión de los beneficios de la AF para fortalecer la salud y la calidad de vida de la población. En estas estrategias se incorporan a maestros y padres de familia. En este tenor, los programas de promoción de AF en escolares reportados en revisiones sistemáticas indican un aumento en la duración de la AF, así como una disminución en el tiempo utilizado para ver la televisión tras la ejecución de estrategias educativas (García & Hernández, 2011; Katz, 2009; Medina-Blanco, Jiménez-Cruz, Pérez-Morales, Armendáriz-Anguiano & Bacardí-Gascón, 2011; Strawser & Wachob, 2016).
En particular, estrategias como “nutrición para llevar” (Shamah et al., 2012), “receso saludable” (Amaya-Castellanos et al., 2015) o el estudio de intervención realizado en escolares sonorenses para mejorar la dieta y la actividad física (Quizán-Plata, Meneses, Romero, Villar & Zavala, 2014) han demostrado su efectividad en la adquisición de conocimientos y la adopción de prácticas de AF saludables en escolares mexicanos. Programas de intervención aplicados en Estados Unidos e Inglaterra también han mostrado un incremento en el nivel de conocimientos en nutrición y de la actividad física en escolares (Caballero et al., 2003; Lakshman, Sharp, Ong & Forouhi, 2010).
La participación en AF en los primeros años de la vida es esencial para adquirir la buena disposición, aptitudes y experiencias favorables necesarias para mantener el hábito de la AF a lo largo de la vida y prevenir la obesidad infantil (Perula de Torres, et al., 1998). En este sentido, trasladar conocimientos científicos en intervenciones a temprana edad es uno de los propósitos de este estudio. Aquí se presentan los resultados de una intervención educativa basada en procedimientos exitosos (Quizán-Plata et al., 2014), en el aumento de los conocimientos y de la práctica de AF recreativa en niños de 6 a 8 años de Ciudad Juárez, Chihuahua.
MATERIALES Y MÉTODOS
Diseño y muestra
El estudio se realizó durante el período 2014-2015, con una duración aproximada de 6 meses. La asignación del programa de intervención a cada par de escuelas se hizo bajo un diseño aleatorizado y controlado. Se formaron dos grupos homogéneos de 3 escuelas cada uno; 3 de intervención y 3 de no intervención. La muestra estuvo conformada por 80 niños intervenidos y 79 no intervenidos (6 – 8 años, 49% mujeres).
Intervención educativa
Previo a la aplicación del programa de intervención se llevó a cabo una reunión con los padres de familia en la cual se les explicaron los objetivos, la metodología y los beneficios del proyecto y firmaron la carta de consentimiento.
De manera general, el programa consistió en sesiones educativas (teóricas y prácticas) sobre los beneficios de la actividad física y los deportes (correr, caminar, saltar, entre otros), así como los perjuicios del sedentarismo. Dichas actividades fueron realizadas tanto en el salón de clases como al aire libre. Cada sesión duró 2 h y consistió de las siguientes tres partes. Primeramente se proyectó un video educativo elaborado con personajes de dibujos animados (Freshina, Peris y Manzón). En los videos se presentaba información sobre los beneficios de la actividad física deportiva y recreativa. Los niños interactuaban con dichos personajes y contestaban preguntas sobre las actividades que estos realizaban. Finalmente, los niños practicaban las rutinas de actividad física expuestas en cada sesión de video.
Mediciones pre y post-intervención
Antes y después del programa se evaluaron a los niños con la finalidad de conocer su estado basal y evaluar los cambios con respecto a cada una de las variables de estudio.
Mediciones antropométricas
Las mediciones de peso y talla se registraron en presencia de los padres o los maestros, siguiendo procedimientos estandarizados internacionalmente (World Health Organization [WHO], 1986). El peso en los niños se midió con un mínimo de ropa y sin zapatos en una balanza electrónica digital SECA 803 con capacidad de 0 a 150 ± 0.01 kg (seca gmbh & co. kg.). La talla se midió con un estadiómetro SECA 214 con capacidad de 0 cm a 210 cm ± 0.001 m (seca gmbh & co. kg.). Para clasificar a los niños con sobrepeso u obesidad, se utilizó el índice de masa corporal para la edad (IMC/edad). Para el cálculo del IMC/edad en percentiles se utilizó la base de datos del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de Atlanta, Georgia (Kuczmarski, et al., 2002), usando el programa Nutstat, Epi-Info versión 3.3.2.
Cuestionario de actividad física
Se evaluó la actividad física (futbol, bicicleta, patineta, baile, caminar como ejercicio y correr) y las actividades sedentarias (ver televisión y jugar videojuegos)mediante un cuestionario validado en niños mexicanos por Hernández, et al., (2000). Durante la validación del cuestionario aplicado se observaron coeficientes de reproducibilidad en seis meses aceptables para el tiempo de ver televisión (r = 0.53), actividad moderada (r = 0.38) y actividad vigorosa (r = 0.55) (p < 0.05) (Hernández, et al., 2000).
En el cuestionario se incluyeron 6 categorías como opciones de respuesta para cada una de las actividades físicas evaluadas. Dichas categorías fueron: a) nada, b) menos de media hora a la semana, c) de media hora a 2 h a la semana, d) de 2 a 4 h a la semana, e) de 4 h a 6 h a la semana y f) 6 h o más a la semana. Para fines del presente reporte se construyó una variable dicotómica en la cual se agruparon los niños que no practican las actividades físicas evaluadas (inciso a) vs los niños que si practican estas actividades (sumatoria de los incisos b al f).
Análisis estadísticos
Para comparar las diferencias entre grupos (no intervención vs intervención) se utilizó la prueba T para muestras independientes para variables cuantitativas; en el caso de variables cualitativas la prueba de χ2. El efecto del programa se evaluó por la prueba para proporciones pareadas (prtest). La significancia estadística se consideró a una p ≤ 0.05. Se utilizó el paquete estadístico STATA versión 11.0.
RESULTADOS