I S S N (online)   2 0 0 7 - 9 6 2 1
Volumen 27 No. 4  doi: 10.15174/au.2017.1273 

Percepción del machismo, rasgos de expresividad y estrategias de afrontamiento al estrés en hombres adultos del noreste de México

Perception of machismo traits of expressiveness and stress coping strategies in adult men in northeastern Mexico


RESUMEN

El machismo es una forma de hipermasculinidad cuyas características están sujetas al contexto, momento histórico y cultura. El objetivo del presente estudio es determinar las variables predictoras de la percepción de machismo entre rasgos de expresividad positiva y negativa asociados a la feminidad y estrategias de afrontamiento al estrés (centradas en el problema y centradas en la emoción) en hombres adultos del noreste de México. Para ello se realizó un estudio empírico con metodología cuantitativa y diseño ex post facto retrospectivo de un solo grupo con múltiples medidas, en una muestra de 263 hombres de 20 a 50 años de edad. Los resultados indican una percepción de machismo en los participantes en niveles promedio y relaciones significativas donde a mayor presencia de conductas machistas, menores rasgos de expresividad positiva asociadas a la feminidad y menor utilización de estrategias de afrontamiento centradas en el problema. Las variables que predicen la percepción de conductas machistas en los participantes fueron dos estrategias de afrontamiento al estrés: una mayor expresividad emocional abierta y menor focalización en la solución del problema. Como conclusión, a pesar de que la percepción de machismo se relaciona con los rasgos de expresividad y las estrategias de afrontamiento al estrés, únicamente dos de las estrategias de afrontamiento resultaron predictoras de la percepción de machismo.


ABSTRACT

Machismo is a form of hypermasculinity whose characteristics are subject to context, culture and historical moment. The aim of this study is to determine the predictors of the perception of sexism among positive and negative expression traits associated with femininity and coping with stress (problem-focused and centered on emotion strategies) in adult men in northeastern Mexico. An empirical study was conducted using a quantitative methodology and a ex post facto retrospective design, on one group with multiple measurements, over a sample of 263 men aged 20 to 50. The results indicated a average levels in the perception of machismo among the participants and significant relationships between a greater presence of sexist behavior and less positive traits associated with femininity expressiveness, and less use of problem-focused coping strategies. The variables that predict the perception of sexist behavior in participants were two stress management strategies: a more opened and less focused on solving problems emotional expressiveness. In conclusion, despite the fact that the perception of sexism is related to the traits of expressiveness and coping with stress, only two of the coping strategies considered were predictors of the perception of machismo.


INTRODUCCIÓN

El género es una construcción social que define lo que significa ser de un sexo o de otro en la sociedad y se expresa en lo que se conoce como masculinidad y feminidad (Hardy & Jiménez, 2001). El machismo es una forma de hipermasculinidad usada para describir una actitud de superioridad del hombre sobre la mujer con características tales como agresividad, dominancia, valentía, promiscuidad, virilidad, sexismo, autonomía, fortaleza, papel proveedor y restricción en la expresión emocional (Duque & Montoya, 2010). Respecto a esta última característica del machismo, Kaufman (1994) menciona que la expresión de los afectos negativos es permitida, por ejemplo, a través de la agresividad en los hombres. Castañeda (2002) define el machismo como un conjunto de creencias, actitudes y conductas que descansan sobre dos ideas básicas: la polarización de lo masculino y lo femenino y la superioridad de lo masculino en las áreas consideradas importantes por los hombres.

Fernández (1996) menciona que la demostración y expresión de la masculinidad varía de acuerdo a la época histórica, valores y normas de cada cultura en torno a los cambios sociales y culturales vigentes. En la actualidad cada vez son más visibles diferentes formas de ser hombre que rompen con el antiguo mandato de dureza y poder, los cuales comienzan a presentar más inconvenientes que ventajas en un mundo democrático en el que se proclama la igualdad (Téllez & Verdú, 2011). El machismo está vinculado en mayor medida a la sociedad latinoamericana (Duque & Montoya, 2010; Rodríguez, Marín & Leone, 1993; Torres, Solberg & Carlstrom, 2002) y en específico a la cultura mexicana (Fernández, 2001; Fuller, 2012; Hernández, 2008; Lugo, 1985; Paz, 1970; Ramos, 1977).

En México, Martínez (2013) reporta que en la zona metropolitana de Guadalajara prevalece la idea de que el hombre debe ser valiente, fuerte, duro, debe tener el control de la situación, velar por el bienestar de los demás, tener el papel de proveedor del hogar, así como la idea de que los hombres no deben llorar pues de hacerlo, se enfrentan a mecanismos de coerción social basados en el miedo a ser estigmatizados como femenino u homosexual. En la zona norte de México, Moral & López (2013) señalan cierto predominio de actitud machista y consentimiento con los roles de género tradicionales, los cuales favorecen el poder masculino en la esfera pública y reducen a la mujer a la esfera privada del cuidado de la familia y los hijos. Por su parte, Díaz, Rosas & González (2010) encontraron que las características principales del machismo en México siguen bajo la definición clásica del sexismo o sexismo hostil, el cual se refiere a la actitud negativa hacia las mujeres.

Díaz-Loving, Rocha & Rivera (2007) señalan que actualmente los patrones tradicionales, como los descritos anteriormente, han sufrido diversas modificaciones ante la inmersión de las mujeres en el ámbito laboral y la participación del hombre en el cuidado del hogar y los hijos. Incluso, son los propios hombres quienes refieren que los mandatos masculinos que por largo tiempo les dieron autoridad a los hombres, también les producían dolor y frustración, por lo que manifiestan el deseo de cambiarlos para que exista mayor equidad en la vida en familia, como cargar con la mayor responsabilidad económica y el reconocimiento de emociones (Figueroa & Franzoni, 2011).

Lo anterior, según Díaz-Loving et al. (2007), ha permitido la adquisición y desarrollo de características tradicionalmente masculinas en la mujer y características tradicionalmente femeninas en los hombres. Esta posesión de características masculinas y femeninas en hombres y mujeres se propone en el modelo de Bem (1981) en el que se expone que las características instrumentales de la masculinidad y las características expresivas de la feminidad pueden coexistir en las personas sin importar el sexo al que pertenezcan.

En este sentido, según Parsons & Bales (citado en García & Freire, 2003) la expresividad se refiere a una preocupación por el bienestar de los demás y la armonía grupal atribuible a la feminidad, lo cual implica comprender y manejar las emociones en uno mismo y en los demás. Díaz-Loving et al. (2007) explican que los rasgos o características expresivas pueden ser positivas en la medida en que resultan socialmente deseables en la feminidad o negativas si son socialmente indeseables. Además, los autores especifican que dentro de la expresividad positiva se engloban características como afiliatividad y sensibilidad-romanticismo que matiza las relaciones interpersonales. La expresividad negativa, por su parte, recoge características o rasgos de inmadurez-mediocridad, debilidad afectiva e inestabilidad emocional y abnegación-sumisión. Estudios realizados en la zona centro de México, indican que los rasgos de expresividad positiva en los hombres aumentaron de 2001 a 2007. Mientras que en 2001 los hombres reportaron mayor posesión de características típicas de la masculinidad como ser más capaces, competitivos y arriesgados; en 2007 se presentó un incremento en características encaminadas al cuidado, bienestar común, sensibilidad y romanticismo asociadas a la feminidad deseable (Díaz-Loving et al., 2007; Díaz-Loving, Rivera & Sánchez, 2001).

A pesar de estas distintas expresiones de masculinidad, el hombre no está exento de tensiones y estrés generados de las demandas por parte de la sociedad (Duque & Montoya, 2010). Es así como los roles de género, en este caso el masculino, plantea ciertas demandas y presiones en la vida general del hombre que al no ser satisfechas causan dolor y sufrimiento (Kaufman, 1994).

Algunas condiciones de estrés en el hombre, reportadas por Gómez (2003), son la preocupación por el poder, el éxito y la competencia, la homofobia, conflicto entre el trabajo y otras áreas de la vida y la restricción emocional. Espinosa, Orozco & Ybarra (2015) mencionan como estresores importantes problemas financieros, enfermedad grave o muerte de algún familiar o amigo, los autores agregan que es posible que el estresor económico genere cierto malestar dadas las repercusiones en su rol de género como proveedores.

De acuerdo a Lazarus & Folkman (como se citó en Sandín & Chorot, 2003), el afrontamiento al estrés centrado en el problema son aquellos esfuerzos dirigidos a la fuente de origen del estrés para modificarla o eliminarla y buscar una solución satisfactoria. El afrontamiento al estrés centrado en la emoción son aquellos esfuerzos encaminados a regular los estados emocionales que están en relación con la situación estresante. Sandín & Chorot (2003) proponen siete estrategias de afrontamiento, las estrategias del afrontamiento orientado a la emoción son: expresión emocional abierta (reacción emocional negativa), religión (apoyo social y consejo religioso), evitación (ignorar el problema) y autofocalización negativa (enfocarse en lo negativo de sí mismo como responsable del problema). Y las estrategias de afrontamiento orientado al problema son: búsqueda de apoyo social (búsqueda de apoyo emocional y consejo), focalización en la solución del problema (acción directa y racional de solución de problemas) y reevaluación positiva (crear un nuevo significado positivo al problema).

Espinosa et al. (2015) mencionan que ante eventos estresantes el hombre suele centrarse en solucionar el problema, conocer y controlar mejor la situación, mantener la calma y aceptar los sentimientos. Cabanach, Fariña, Freire, González & Ferradás (2013) reportan mayor utilización de la reevaluación positiva y planificación como estrategia de afrontamiento al estrés académico por parte de los hombres debido a que se les fomenta la independencia, mientras que las mujeres optan por la búsqueda de apoyo social. Martín, Lucas & Pulido (2011) señalan que los hombres utilizan en mayor medida estrategias como ignorar el problema, reservarlo para sí y distracción física; mientras que en las mujeres el estilo de afrontamiento resulta ser más constructivo y a través del grupo. Por su parte, Ramos & Jordao (2014) refieren en su estudio sobre vivencia de estrés ocupacional, formas de respuesta emocional en los hombres que la literatura propone como más característica de las mujeres, tales como la autoculpa, la expresión emocional e incluso la religión y planeación. Moral, López, Díaz-Loving & Cienfuegos (2011) reportaron que en los problemas de pareja y violencia, los hombres tienden a paliar el conflicto con demostraciones de afecto como afrontamiento al estrés.

Con base en lo anterior, conocer la percepción de machismo que se tiene en la actualidad así como la posesión de rasgos expresivos asociados a la feminidad permitiría demostrar una nueva forma de masculinidad en el contexto mexicano producto de las transformaciones socioculturales. De igual forma, dado que los preceptos de masculinidad y especialmente del machismo resultan demandantes, sería importante conocer qué estrategias de afrontamiento se relacionan con una percepción machista ya que puede tener cierta influencia la manera de afrontar las situaciones de estrés en sus características hipermasculinas. Por ello, el presente estudio tiene por objetivo determinar las variables predictoras de la percepción de machismo entre rasgos de expresividad (feminidad) y estrategias de afrontamiento al estrés.

MATERIALES Y MÉTODOS

Diseño

Tomando como referencia a Montero & León (2007), se utilizó un estudio empírico con metodología cuantitativa y diseño ex post facto retrospectivo de un solo grupo con múltiples medidas. Se midieron las variables de percepción de machismo, rasgos de expresividad (feminidad) y estrategias de afrontamiento al estrés, y se estableció la relación predictiva entre las variables siendo la variable dependiente la percepción de machismo y las independientes los rasgos de expresividad y estrategias de afrontamiento.

Participantes

Se tomó una muestra por conveniencia no probabilística conformada por 263 sujetos varones en edad adulta con edades comprendidas entre 20 a 50 años pertenecientes al área escolar y laboral de la zona centro de Tamaulipas. De los cuales el predominio de rango de edad fue de 20 a 29 años correspondiente a la edad adulta temprana con un porcentaje de 61.2% (n = 161), en donde el 92.7% (n = 228) resultaron pertenecientes a la zona urbana y el 54.0% (n = 142) reportaron ser solteros (tabla 1). Dentro de los criterios de inclusión, se consideró que los participantes fueran sujetos varones dentro del rango de edad especificado, con una escolaridad mínima de primaria, tener disponibilidad de tiempo y mostrar cooperación en la prueba. En cuanto a los criterios de exclusión, se tomó en cuenta el analfabetismo o referir estar actualmente bajo tratamiento psiquiátrico.


Tabla 1.

Características socio-demográficas.

Edad

X

DT

29.31

10.189

n = 263

%

Rangos de edad

20-29 años

161

61.2%

30-50 años

87

33.1%

Más de 50 años

15

5.7%

Área de residencia

Rural

18

7.3%

Urbana

228

92.7%

Estado civil

Soltero

142

54.0%

Casado

95

36.1%

Separado

7

2.7%

Unión libre

18

6.8%

Otro

1

0.4%

Escolaridad

Primaria

6

2.3%

Secundaria

29

11.1%

Preparatoria

40

15.3%

Carrera técnica

26

9.9%

Profesional

152

58.0%

Posgrado

9

3.4%

Ingreso mensual

Menos de 1000

43

17.8%

Entre 1000 y 3000

68

28.1%

Entre 3000 y 5000

79

32.6%

Enre 5000 y 10000

40

16.5%

Más de 10000

12

5.0%


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Instrumentos

Para la recolección de datos se empleó una cédula de datos sociodemográficos, así como tres instrumentos que midieron las tres variables a estudiar: percepción de machismo, rasgos de expresividad y estrategias de afrontamiento al estrés, los cuales se describen a continuación.

Escala M.

Este instrumento se utilizó para la medición de la variable percepción de machismo. Se trata de un cuestionario desarrollado por Cortada, de Bertoni & Adamovsky (1970) el cual tiene por objetivo evaluar la percepción de machismo a través de aspectos afectivos, cognitivos y de la acción que discriminan seis dimensiones: imagen física, relaciones familiares, relaciones sexuales, imagen de sí mismo, esfera del trabajo y posición social relativa del hombre y la mujer. El instrumento consta de 22 enunciados de opción de respuesta dicotómica en donde “de acuerdo” tiene valor de 1 y “en desacuerdo” vale 0. La prueba indica que a mayor puntuación mayor percepción de machismo. El alpha de Cronbach de 0.648 demuestra que a pesar de ser un instrumento de algunas décadas atrás, actualmente sigue reportando fiabilidad.

Inventario para Evaluar las Dimensiones Atributivas de Instrumentalidad y Expresividad (EDAIE)

Este instrumento se utilizó para la medición de rasgos de expresividad (rasgos asociados a la feminidad), el cual fue desarrollado y validado en población mexicana por Díaz-Loving et al. (2007) y originalmente mide de manera objetiva y confiable los rasgos de personalidad instrumental (masculina) y expresiva (femenina) en población mexicana en sus dimensiones positiva y negativa, cada una con una serie de manifestaciones particulares. El instrumento original se trata de una escala de autoreporte en donde el sujeto se describe a sí mismo en función de lo que cada adjetivo representa y está conformado por 117 adjetivos con formato de respuesta tipo Likert de cinco opciones donde 5 representa que la persona posee “muchísimo” de dicha característica o atributo y 1 representa que no posee dicha característica (“nada”). Para la presente investigación únicamente se tomó la dimensión de expresividad. En la expresividad positiva se incluyen: expresividad afiliativa (rasgos encaminados al cuidado y bienestar común) y romántica soñadora (rasgos vinculados a la sensibilidad y romanticismo). En la expresividad negativa se incluyeron: expresividad emotivo-negativo-egocéntrico (rasgos de inmadurez y mediocridad), expresividad vulnerable emocional (rasgos de debilidad afectiva e inestabilidad emocional) y expresividad control externo-pasivo-negativo (rasgos de abnegación y sumisión). El instrumento quedó conformado por 30 adjetivos con un alpha de Cronbach de 0.864 demostrando la validez de la adaptación realizada.

Cuestionario de Afrontamiento del Estrés (CAE)

Instrumento desarrollado y validado en castellano por Sandín & Chorot (2003), en la población mexicana por González & Landero (2007), tiene por objetivo evaluar siete dimensiones básicas de afrontamiento correspondientes a los dos tipos de afrontamiento propuestos por Lazarus & Folkman (1984). De esta manera, el instrumento mide el afrontamiento centrado en la emoción con sus cuatro estrategias correspondientes: expresión emocional abierta, religión, evitación y autofocalización negativa; así como el afrontamiento centrado en el problema con sus tres estrategias: búsqueda de apoyo social, focalización en la solución del problema y reevaluación positiva. El cuestionario consta de 42 ítems con una escala de respuesta tipo Likert graduada entre 0 (nunca) y 4 (casi siempre) para hacer frente a las situaciones o problemas estresantes más importantes vividos en el último año. La confiabilidad de este instrumento resultó en un alpha de Cronbach de 0.883. Como parte de esta variable, al inicio del instrumento, en la cédula de datos sociodemográficos, se presentó un ítem de opción múltiple en donde el sujeto debía indicar el estresor al que actualmente se enfrenta con mayor frecuencia.

Procedimiento

Se realizó previamente un pilotaje con el objetivo de verificar la fiabilidad de los instrumentos utilizados, así como la comprensión de los ítems que conforman cada instrumento. El pilotaje se realizó en una muestra de 50 participantes y se comprobó la fiabilidad de los instrumentos, incluida la adaptación del EDAIE en donde se tomó únicamente la dimensión de expresividad con sus subdimensiones, este fue realizado por los propios investigadores, así como por colaboradores.

En cuanto a la administración de los instrumentos en la muestra final, se realizó un muestreo por conveniencia acudiendo a diversas instituciones educativas y laborales en donde fue permitido llevar a cabo la investigación. La aplicación se llevó a cabo tanto de forma grupal (máximo 10 participantes) como individual. Se invitó a los participantes a colaborar en la investigación explicando el objetivo, pero sin especificar el contenido haciendo énfasis en su carácter confidencial. Una vez aceptada la colaboración se solicitó su aprobación de manera escrita mediante un consentimiento informado. Se procedió a la lectura de las instrucciones generales, así como de cada instrumento. El llenado del cuestionario se realizó de forma manual a lápiz o bolígrafo y la duración de la aplicación osciló entre 20 min a 30 min. Al finalizar se agradecía su participación y se les explicaba de manera detallada el objetivo central de la investigación. Cabe mencionar que para la realización del presente estudio se siguieron los principios éticos y códigos de conducta del Código Ético del Psicólogo.

Los análisis estadísticos se realizaron con el Software SPSS versión 21 iniciando con análisis descriptivos de las variables antes mencionadas, posteriormente con análisis correlacional de Pearson para identificar la relación entre las variables percepción de machismo, rasgos de expresividad (feminidad) y estrategias de afrontamiento al estrés y, finalmente, se realizaron análisis de regresión lineal múltiple para identificar la relación predictiva entre variables.

RESULTADOS

En la escala de Machismo (escala M), la puntuación máxima del instrumento es de 22 y la obtenida en la muestra de hombres mexicanos del noreste del país fue de 16, con una media de = 6.54; DT = 3.197. Para mayor estudio de esta variable y un análisis más específico se decidió categorizar el nivel de percepción de machismo mediante la creación de percentiles tomando en cuenta la puntuación mínima y máxima de los participantes (tabla 2), en donde las puntuaciones del 0 al 4 pertenecen al 25% del nivel de percepción de machismo, del 5 al 8 corresponde al 50%, del 9 al 12 el 75% y del 13 al 16 corresponde al 100%. Es así como se establecieron los parámetros de nivel bajo, promedio bajo, promedio alto y alto respectivamente.


Tabla 2.

Análisis descriptivo de percepción del machismo.

n

M

DT

Min

Max

Percepción del
machismo

263

6.54

3.197

0

16

Nivel de
percepción del
machismo

Nivel
bajo

Nivel
medio
bajo

Nivel
medio
alto

Nivel alto

n

263

263

263

263

F

75

97

79

12

%

28.5

36.9

30.0

4.6


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Los resultados indican que la percepción de machismo en nivel bajo resultó ser de 28.5% (n = 75), el 36.9% (n = 97) de nivel medio bajo, el 30.0% (n = 79) de nivel medio alto y el 4.6% (n = 12) de nivel alto, por lo que el nivel de machismo predominante en la muestra estudiada oscila entre el nivel medio bajo y nivel medio alto, es decir, en un nivel promedio.

Por su parte, el tipo de expresividad con mayor frecuencia en los participantes es la expresividad positiva ( = 43.67; DT = 8.581) y posteriormente la expresividad negativa ( = 38.12; DT = 10.572), lo que significa que poseen ligeramente mayores rasgos expresivos asociados a la feminidad deseable. De manera específica, la tabla 3 muestra los resultados de las frecuencias de cada subdimensión de expresividad, en donde predominó ligeramente la expresividad afiliativa ( = 22.19; DT = 4.582) en la dimensión positiva y la expresividad control-externo-pasivo-negativo ( = 13.46; DT = 4.293) en la dimensión negativa.

Tabla 3.

Análisis descriptivo de las dimensiones de expresividad.

n

M

DT

Min

Max

Expresividad positiva

263

43.67

8.581

0

60

Expresividad positiva

263

22.19

4.582

0

30

Expresividad romántica-soñadora

263

21.48

4.546

0

30

Expresividad negativa

263

38.12

10.672

0

67

Expresividad emotivo-
negativo-egocéntrico

263

12.80

4.547

0

26

Expresividad
vulnerabilidad-emocional

263

11.86

3.770

0

23

Expresividad control-
externo-pasivo-negativo

263

13.46

4.293

0

26


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En cuanto a las estrategias de afrontamiento al estrés, la tabla 4 presenta los resultados en donde se observan que los hombres adultos del noreste del país utilizan de manera más frecuente el afrontamiento centrado en el problema ( = 40.93; DT = 11.268) en comparación con el afrontamiento centrado en la emoción ( = 35.73; DT = 14.359). Como se mencionó en apartados anteriores, para mejor estudio de esta variable se indagó el estresor al que la población estudiada se enfrenta con mayor frecuencia, resultando en gran medida el factor económico con un 39.8% (n = 92), seguido de lo laboral con un 12.1% (n = 28) y en menor medida los estresores en relación a lo legal con un 1.7% (n = 4) y a los hijos con un 1.3% (n = 3).


Tabla 4.

Análisis descriptivo de las estrategias de afrontamiento al estrés.

n

M

DT

Min

Max

Afrontamiento centrado en la emoción

263

35.73

14.359

2

81

Expresión emocional abierta (EEA)

263

7.54

4.666

0

21

Religión (RLG)

263

9.31

5.883

0

24

Evitación (EVT)

263

10.68

5.097

0

24

Autofocalización negativa (AFN)

263

8.19

4.328

0

21

Afrontamiento centrado en el problema

263

40.93

11.268

3

69

Búsqueda de apoyo social (BAS)

263

12.07

5.655

0

24

Focalizado en la solución del problema (FSP)

263

14.38

4.504

1

24

Reevaluación positiva (REP)

263

14.48

4.086

2

24


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Los resultados correlacionales se presentan en la tabla 5, en donde se muestra que a mayor percepción de machismo en los hombres mexicanos estudiados presentan menos rasgos de expresividad positiva en ambas dimensiones y más rasgos de expresividad negativa igualmente en sus tres dimensiones. Es decir, en el hombre adulto con percepción machista se evidencian menos rasgos que buscan el bienestar común y más rasgos que buscan la indefensión, inmadurez e inestabilidad emocional. Por su parte, las relaciones entre percepción de machismo y estrategias de afrontamiento al estrés señalan que a mayor percepción de machismo mayor afrontamiento centrado en la emoción y de manera específica, se utilizan mayormente todas las estrategias centradas en la emoción. Además, a mayor percepción de machismo menor afrontamiento centrado en el problema, específicamente, menor utilización de la focalización en la solución del problema como estrategia de afrontamiento al estrés.

Tabla 5.

Correlación entre percepción del machismo, expresividad y estrategias de afrontamiento al estrés.

Percepción
de machismo

Expresividad positiva

–0.199**

Expresividad afiliativa

–0.189**

Expresividad romántica-soñadora

–0.185**

Expresividad negativa

0.273**

Expresividad emotivo-negativo-egocéntrico

0.307**

Expresividad vulnerabilidad emocional

0.132*

Expresividad control externo pasivo-negativo

0.238**

Afrontamiento centrado en la emoción

0.347**

Expresividad emocional abierta

0.329**

Religión

0.162**

Evitación

0.210**

Autofocalización negativa

0.328**

Afrontamiento centrado en la emoción

0.347**

Expresividad emocional abierta

0.329**

Religión

0.162**

Evitación

0.210**

Autofocalización negativa

0.328**

Afrontamiento centrado en la emoción

0.347**

Expresividad emocional abierta

0.329**

Religión

0.162**

Evitación

0.210**

Autofocalización negativa

0.328**

Afrontamiento centrado en el problema

–0.160**

Búsqueda de apoyo social

-

Focalización en la solución del problema

–0.222**

Reevaluación positiva

-


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Finalmente, se trató de ver la capacidad predictiva de las estrategias de afrontamiento al estrés y los rasgos de expresividad (feminidad) en relación a la percepción del machismo. En un primer momento se realizaron análisis para verificar que no existiera multicolinealidad entre las variables y que el residual estuviera normalmente distribuido y no se correlacionara con las variables predictoras. Posteriormente, se calculó un modelo de regresión lineal múltiple mediante el método de pasos sucesivos considerando como variable dependiente el total de la escala de machismo y como variables independientes los rasgos de expresividad negativa y positiva, así como las estrategias de afrontamiento que habían mostrado correlación con la puntuación total de machismo.

Se obtuvieron siete posibles modelos, pero aquel con mejor ajuste muestra dos variables predictoras significativas: la expresión emocional abierta (β = 0.308) y la focalización en la solución del problema (β = –0.187). La varianza pronosticada por el modelo es significativamente mayor que la esperada por azar (F [2260] = 21.681; p = 0.000), con una R2 = 0.143 por lo que el modelo explica el 14% del criterio. Los indicadores de bondad del ajuste fueron los óptimos, pues el estadístico de Durbin-Watson se ubicó dentro del rango esperado de 1.500 y 2.500, lo que permite afirmar que hay independencia de los residuos, cuya media fue de 0. Por otro lado, las variables no presentan valores de tolerancia bajos y factor de inflación de la varianza altos por lo que no hay sospecha de colinealidad. La tabla 6 presenta los resultados anteriormente descritos, los cuales muestran que se puede predecir una mayor percepción de machismo en aquellos hombres que usen como estrategias de afrontamiento en mayor medida la expresión emocional abierta y, en menor medida, la focalización en la solución de problemas.


Tabla 6.

Modelo de regresión lineal múltiple de percepción del machismo.

β

t

p

Colinealidad

IT

FIV

Durbin-
Watson

Expresión
emocional
abierta

0.308

5.331

0.000

0.987

1.013

1.597

Focalización
en la
solución de
problemas

–0.187

-3.231

0.001

0.987

1.013


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Fuente: Elaboración propia.                                                                                                                                                                    Close

DISCUSIÓN

Los resultados demuestran una percepción machista en niveles promedio del hombre adulto residente en el noreste de México. Es decir, clasificando el machismo en cuatro niveles que van de bajo a alto, los hombres de la muestra estudiada oscilan en una percepción de machismo de nivel promedio bajo a promedio alto. Es así como características típicas del machismo tales como la polarización del género, superioridad de lo masculino (Castañeda, 2002), agresividad, dominancia, valentía, promiscuidad, virilidad y sexismo (Duque & Montoya, 2010), aunque existen en nivel promedio, no logran llegar a un nivel alto. La percepción machista promedio encontrada en los hombres del estudio, difiere con lo reportado en otras regiones de la zona norte del país, en donde se presenta mayor machismo y consentimiento con los aspectos tradicionales de género (Moral & López, 2013) y alta presencia de sexismo hostil (Díaz et al., 2010). De igual forma, los resultados difieren con lo obtenido en la zona centro de México, en donde prevalecen características del machismo como ser valiente, fuerte, duro, control de la situación, protector, proveedor, etc. (Martínez, 2013). Tomando en consideración lo que mencionan Téllez & Verdú (2011) respecto a que la masculinidad varía de acuerdo a la época, lugar, etapa evolutiva y cultura, el machismo promedio resultante en este estudio bien puede ser explicado por las características de la población como la edad de los participantes, ya que hay mayor frecuencia de participantes con un rango de edad de 20 a 29 años correspondiente a la adultez joven y las características socioculturales de la zona noreste del país.

En cuanto a los rasgos de expresividad en el hombre adulto del noreste de México, se demostró que existe mayor presencia de rasgos de expresividad positiva, específicamente en hombres con menor percepción machista. Es decir, en el hombre con bajo nivel de machismo se presenta una mayor tendencia a poseer características afiliativas que buscan la interacción social y el bienestar común. Estos resultados coinciden con lo encontrado por Díaz-Loving et al. (2001) y Díaz-Loving et al. (2007) respecto al incremento de rasgos expresivos en el hombre mexicano. La adquisición de estos rasgos asociados a la feminidad en los hombres puede explicarse por su deseo de cambiar los mandatos masculinos tradicionales por un patrón de masculinidad más centrada en la corresponsabilidad y reconocimiento de emociones (Figueroa & Franzoni, 2011), características fundamentales de la feminidad.

A pesar de las distintas expresiones de masculinidad, existen algunos elementos de la hipermasculinidad que se mantienen vigentes. Tal es el caso del papel proveedor mencionado por Hardy & Jiménez (2001), que queda reflejado en el tipo de estresor con mayor porcentaje en la muestra estudiada de hombres mexicanos, resultando ser el factor económico con un 39.8%. Esto coincide con lo encontrado por Espinosa et al. (2015) respecto a experimentar los problemas económicos como estresor importante por las repercusiones en su rol de género como proveedores. En este sentido, la masculinidad tiene un papel importante no solo en la percepción de los estresores, sino también en el afrontamiento al mismo.

Referente a las estrategias de afrontamiento al estrés, los hombres mexicanos del estudio utilizan con mayor frecuencia un afrontamiento centrado en el problema. De manera específica, el hombre con baja percepción machista utiliza mayormente la focalización en la solución del problema como estrategia de afrontamiento al estrés. Este tipo de afrontamiento resulta congruente con características de hipermasculinidad mencionadas por Duque & Montoya (2010) tal como dominio, autonomía y fortaleza. Y puede ser explicado mediante lo referido por Cabanach et al. (2013) respecto a que en el hombre se fomenta más la independencia ante situaciones problemáticas. Sin embargo, dado que este tipo de afrontamiento se presenta en un bajo nivel de percepción machista, se hace evidente que algunas características de hipermasculinidad se mantienen vigentes en la medida en que permiten al hombre hacerle frente a sus problemas, incluso en aquellos no machistas.

Se encontró también que a mayor percepción de machismo los hombres utilizan más frecuentemente el afrontamiento centrado en la emoción. Esto se presenta en todas las estrategias de este tipo de afrontamiento: reacciones emocionales negativas, búsqueda de apoyo social y consejo religioso, evitación del problema y enfocarse en lo negativo de la situación estresante. Este patrón coincide con lo encontrado en otros estudios, en los cuales los hombres tienden a ignorar el problema, reservarlo para sí, utilizar la distracción física (Martín et al., 2011), la expresión emocional, religiosidad (Ramos & Jordao, 2014) e incluso utilizar el afecto como forma de control de la situación (Moral et al., 2011).

Los resultados hicieron evidente la deficiente utilización de la expresividad emocional abierta como estrategia de afrontamiento centrada en la emoción. Sin embargo, dicha estrategia es utilizada por aquellos hombres con alta percepción machista. Tomando en cuenta que esta estrategia de afrontamiento hace referencia a una reacción emocional negativa, se evidencia lo expuesto por Kaufman (1994) respecto a la permisividad en la expresión de los afectos únicamente mediante reacciones emocionales negativas tales como la agresividad.

Se señala que en hombres mexicanos de la zona noreste de México, las estrategias de afrontamiento al estrés como una mayor expresión emocional abierta y menor focalización en la solución de problemas predicen una mayor percepción de machismo. La estrategia de expresión emocional abierta coincide con características propias de hipermasculinidad como permisividad en las reacciones emocionales negativas (Kaufman, 1994) y específicamente la expresión de agresividad (Duque & Montoya, 2010; Kaufman, 1994), por lo que es bastante evidente que esta estrategia de afrontamiento resulte predictora de machismo. Sin embargo, llama la atención que a pesar de que la estrategia de focalización en la solución de problemas resulta congruente con características del machismo como dominio y autonomía (Duque & Montoya, 2010), es la menor utilización de ésta la que predice un alto nivel de machismo.

CONCLUSIONES

El machismo como forma de hipermasculinidad está sujeto a cambios socioculturales. Esto puede observarse en la zona noreste de México, en donde contrario al estereotipo de macho mexicano se demostró un nuevo patrón de masculinidad en hombres adultos. Esta masculinidad se caracteriza por un bajo nivel machista y mayores rasgos expresivos asociados a la feminidad deseable socialmente. Probablemente, lo anterior encuentre su explicación en las transformaciones de las demandas socioculturales que actualmente permiten la incursión del hombre a actividades consideradas femeninas y la vivencia de ciertas experiencias que anteriormente le eran restringidas. Sin embargo, se hacen evidentes algunas características de hipermasculinidad que se mantienen vigentes. Es posible que, en primer lugar, las características machistas permitan un afrontamiento más dirigido a la solución de situaciones conflictivas o generadoras de estrés y, en segundo lugar, permitan la expresión emocional abierta y negativa como la agresividad tan peculiar del machismo. Como limitación del presente estudio se puede mencionar el abordaje del machismo únicamente desde el enfoque cuantitativo, ya que podría estudiarse de manera más profunda bajo el enfoque cualitativo. De igual manera, dado que el machismo varía de acuerdo a características socioculturales, sería interesante considerar en posteriores investigaciones distintos rangos de edad, zonas del país y momentos históricos. A partir de lo anterior, se concluye la importancia de seguir estudiando las nuevas formas de masculinidad que permitan conocer la diversidad y los matices de las expresiones de género e identificar el impacto que tienen sobre la vida tanto de hombres como mujeres.

AGRADECIMIENTOS

El mayor agradecimiento a las instituciones y centros educativos y laborales de Ciudad Victoria, Tamaulipas, por su colaboración y participación en este proyecto.

REFERENCIAS








Duque, L., & Montoya, N. (2010). Características de las personas: Actitudes machistas. Programa de prevención de la violencia y otras conductas de riesgo PREVIVA. Medellín: Universidad de Antioquia