Se realizaron pruebas de asociación, entre los tres tipos de tratamiento para el IAM, los días de estancia hospitalaria y la presencia de complicaciones durante la hospitalización del evento agudo, encontrándose en el tratamiento quirúrgico una diferencia significativa (F = 44.604, p = 0.000) con los días de estancia hospitalaria en comparación con el tratamiento clínico e intervencionista (tabla 3).
En relación con el tipo de tratamiento y la presencia de complicaciones, no se encontraron diferencias significativas (X2 = 1.669, gl = 2, p = 0.424), es decir, el riesgo de presentar complicaciones durante la hospitalización del evento agudo es la misma en los tres tipos de tratamiento, aunque cabe mencionar que existe una mayor tendencia a la presencia de complicaciones en la cirugía (tabla 4).
Se realizó un seguimiento telefónico a las personas con IAM egresadas del hospital, encontrándose que el 26.5% aún viven, el 3.3% han muerto y del 70.2% no se obtuvo contacto.
DISCUSIÓN
Es visible el aumento en el número de personas atendidas por un IAM, a partir del segundo año de iniciar labores el hospital, el cual fue de 66%. Sin embargo, con base en lo referido por el Subsistema Automatizado de Egresos Hospitalarios (SAEH) del estado de Guanajuato se estima que entre el 14% y 17% de las personas que han sufrido un infarto en el estado han sido atendidas en los últimos tres años en el hospital.
El bajo porcentaje que se observa podría ser consecuencia de dos situaciones: primero, el hospital es una institución de tercer nivel de atención que acepta pacientes con base en la referencia de instituciones de segundo nivel, cuyo trámite retarda su aceptación e ingreso al hospital; y segundo, debido a la alta mortalidad de la enfermedad coronaria, en el estado acorde con lo referido por Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2011), el paciente fallece antes de ingresar a la institución.
Son evidentes las diferencias de sexo presentes en la enfermedad coronaria, encontrándose una cantidad pequeña de mujeres atendidas en el hospital por un IAM en relación con los hombres; esto quizás acorde con lo reportado por Sancho & Solano (2011), quienes establecen que el diagnóstico precoz de la cardiopatía isquémica en la mujer se ha dificultado por la falta de reconocimiento de los síntomas y sus consecuencias, haciendo de esto, más que morbilidad, mortalidad en las mujeres.
Asimismo, se observan posibles riesgos de fractura familiar, ya que la mayoría de las personas con IAM son padres y proveedores económicos de la familia.
Al ingresar al hospital a los pacientes, se les realiza un estudio socioeconómico para determinar la cantidad de redistribución de pago por los servicios otorgados en el hospital. Con relación a la información sobre la ocupación que desempeña el paciente, un 23.2% de ellos no menciona ninguna labor remunerada, suponiendo que el paciente omite esta información deliberadamente para obtener atención gratuita, y con eso se pierde información valiosa para poder identificar el riesgo que el entorno laboral pudiera estar causando en la persona enferma con IAM.
La omisión de información en los expedientes clínicos dificulta la clasificación de los diversos tipos de infartos presentes en el hospital estudio. A pesar de ello, se encontró un mayor número de casos con IAMCEST, haciendo complejo el manejo por su alta mortalidad; además, los datos reflejan lo mencionado por Renasica I y II, en donde se menciona una transición en el tipo de infartos presentes; en el primero había mayor incidencia de IAMSEST y para el segundo estas cifras se invierten, siendo los IAMCEST con mayor incidencia; probablemente esta inversión de cifras fue el resultado de la omisión de registros de las instituciones de tercer nivel en el primer conteo, y mostrando con ello la complejidad del manejo en este tipo de infartos (García et al., 2005; Sociedad Mexicana de Cardiología, 2002).
La presencia de factores asociados al IAM se asemeja a lo ya conocido (Cázares & Escobedo, 2010; Cordero et al., 2009; Krupski, 1994; Wolfe & Vacek, 1998; Yusuf et al., 2004), sin embargo, cabe mencionar que las personas con enfermedad coronaria pueden ser capaces de retrasar la revascularización mediante cambios en el estilo de vida, inclusive en un periodo por más de tres años (Pischke, Elliot-Eller, Li, Mendell, Ornish, & Weidner, 2010), haciendo de esta información parte de un plan estratégico para la prevención secundaria, de la cual se carece en el país.
La presencia de enfermedades como la hipertensión arterial y la diabetes tipo II en el paciente con infarto presuponen un papel precursor importante en el daño endotelial, sugiriendo que una reducción a la exposición de estas enfermedades incida en la reducción o retardo del desarrollo del infarto (Wijeysundera et al., 2010).
Con el advenimiento de la tecnología, la medicina se ha visto retribuida, en relación con la enfermedad coronaria; el uso de la tecnología ha hecho varios beneficios para el paciente, haciendo del intervencionismo una manera fácil, rápida y segura para su manejo. El tratamiento clínico sigue siendo una opción paliativa en la mayoría de los casos, dado que está presente cuando las alternativas de solución al infarto no son viables. La cirugía cardiotorácica hoy en día continúa siendo un manejo invasivo con un mayor riesgo de complicaciones, haciendo de este manejo una opción de segunda estancia.
Con todo lo anterior, es de esperar que una institución de tercer nivel de atención, que cuenta con tecnología, emplee esto en el manejo y resolución del infarto, logrando que los enfermos encuentren alternativas de manejo que resultan beneficiosas.
El 62.9% de las personas atendidas por un infarto duraron en promedio una semana de hospitalización; esto se asocia con el tipo de manejo empleado, dado que al utilizar un tratamiento menos invasivo, el periodo de recuperación y posibles complicaciones disminuyen, permitiendo que la mejoría y el restablecimiento del enfermo sea rápido. Es visible la mínima presencia de complicaciones durante la hospitalización, posiblemente como resultado del manejo terapéutico empleado, aunque cabe señalar que la cirugía presenta una mayor tendencia a presentar complicaciones que el tratamiento clínico e intervencionista.
CONCLUSIONES
Los estudios epidemiológicos son indispensables, debido a que proporcionan información a la medida, dado que cada persona-comunidad tiene sus peculiaridades que cuentan mucho al momento de intervenir. Así, aunque se trate del mismo problema en uno u otro lugar o país, es innegable la necesidad de investigar en el terreno aplicativo.
La información que brindan los egresos hospitalarios nos permiten conocer el impacto de enfermedades como el IAM, no sólo por las cifras de mortalidad que reflejan, sino por la supervivencia a la enfermedad, evidenciando la transición de un evento agudo a la cronicidad.
Con la búsqueda de sobrevida al IAM se muestran dos problemáticas a la salud en México: la primera es la aplicación de recursos de alto costo para la recuperación del evento crítico; y la segunda es llevar a cabo una prevención secundaria para el control de la enfermedad coronaria en su cronicidad.
La presencia de complicaciones y un mayor número de días de hospitalización en el manejo médico sugiere una revisión al protocolo de elección quirúrgica por parte del equipo quirúrgico cardiotorácico, para brindar una mayor asertividad en el manejo, mejor pronóstico y recuperación en el paciente.
Es necesaria la ejecución de un programa de prevención secundaria al IAM; tras el alta hospitalaria, dar un mayor seguimiento en la adherencia terapéutica y manejo de los factores de riesgo, establecer una estrecha comunicación con instituciones de segundo nivel que llevan continuidad en el manejo de los pacientes referidos e implementar un programa de rehabilitación cardiaca.
La falta de control en los registros clínicos e información clara y confiable hacen que los seguimientos se dificulten, por lo que se requiere de un apego a la Norma Oficial Mexicana NOM-004-SSA3-2012 del expediente clínico.
A pesar de lo anterior, y sin ser parte del estudio, se trató de dar un seguimiento a los pacientes egresados del hospital, encontrándose un poco más de una cuarta parte de ellos aún con vida.
Al Departamento de Investigación y Enseñanza del Hospital Regional de Alta Especialidad del Bajío y a su personal del Archivo Clínico, pues sin su colaboración hubiera sido difícil concluir con este proyecto.