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Sun, 01 Dec 2019 in Acta universitaria
Sintomatología depresiva, estrés y funcionamiento familiar en madresadultas del norte de México
Resumen
El objetivo de este estudio fue determinar la prevalencia de la sintomatologíadepresiva y analizar su relación con el estrés percibido y el funcionamientofamiliar en una muestra de madres adultas del norte de México. Se realizó unestudio observacional analítico de corte transversal en una muestra de 118mujeres residentes en la Zona Metropolitana de la Laguna (ZMLL), México. Paraevaluar la sintomatología depresiva se utilizó el Inventario de Depresión deBeck (BDI, por sus siglas en inglés); para el estrés percibido se empleó laEscala de Estrés Percibido; y el funcionamiento familiar se evaluó mediante laEscala de Relaciones Intrafamiliares. Se utilizó el coeficiente r de Pearsonpara determinar el nivel de correlación entre las variables y regresiónlogística binomial para determinar los factores de riesgo para sintomatologíadepresiva en los grupos de participantes, formados de acuerdo a la edad. Losresultados indican una prevalencia del 12.7% de sintomatología depresivaclínicamente relevante, estableciendo un riesgo ocho veces mayor de presentarsintomatología depresiva para las participantes menores de 30 años que refierenniveles bajos de funcionamiento familiar (RM= 9.60, IC 95%= 1.1-84.5). Para lasparticipantes mayores de 30 años se determinó un riesgo 15 veces mayor depresentar sintomatología depresiva, si presentan estrés percibido elevado (RM =16.65, IC 95% = 2.7-101.3). Los factores de riesgo para presentar sintomatologíadepresiva varían de acuerdo a la edad de la mujer. Esto hace indispensableinstrumentar medidas que amplíen la cobertura preventiva, privilegiando modeloscomunitarios, sobre todo en los grupos más vulnerables.
Main Text
Introducción
Los trastornos mentales constituyen uno de los principales desafíos en salud públicadebido a los costos económicos y sociales que generan. Representan, junto con lostrastornos por uso de sustancias, el 13% de la carga global de las enfermedades(Lara, Medina-Mora, Borges & Zambrano,2007; Organización Mundial de la Salud[OMS], 2004; OMS, 2013a; Whiteford et al., 2013; World Economic Forum & the Harvard Schoolof Public Health, 2011). Entre dichas condiciones, ladepresión figura entre las más importantes debido a su alta prevalencia, suaparición temprana y como causa principal de discapacidad. Actualmente, la depresiónha sido clasificada por la OMS como el principal factor que contribuye a ladiscapacidad mundial, causando más del 7.5% de todos los años vividos condiscapacidad en 2015 y, de acuerdo con las previsiones, será la primera causa dediscapacidad en el año 2030 (OMS, 2013b;Organización Panamericana de la Salud [OPS],2017).
En el año 2015, el número total de personas con depresión a nivel mundial superó los300 millones, lo cual se estimó en una prevalencia del 4.4%, siendo más común enmujeres (5.1%) que en hombres (3.6%) (OPS,2017). Kohn et al.(2005) examinaron las tasas de prevalencia de trastornos mentales basadasen estudios epidemiológicos realizados en América Latina y el Caribe, encontraronque la depresión tuvo una prevalencia regional media de 4.9% y casi el doble enmujeres que en varones (Kohn etal., 2005; Rodríguez, Kohn &Aguilar-Gaxiola, 2009). En México, la depresión es la primera causa deatención psiquiátrica; los resultados de la encuesta realizada por el WHOInternational Consortium in Psychiatric Epidemiology en 1995 reportaronuna prevalencia de 4.5% de trastorno depresivo mayor en la población de 18 a 54años, durante los últimos 12 meses (Andradeet al., 2003). La Encuesta Nacional de EpidemiologíaPsiquiátrica (ENEP), realizada en 2002, estimó una tasa de prevalencia anual dedicho trastorno del 4.8% para la población general de 18 a 65 años (IC 95% =4.0-5.6) (Medina-Mora et al., 2005). La Encuesta Nacional deEvaluación del Desempeño (END) 2002-2003 reportó una tasa similar del 4.5%, siendomás frecuente en mujeres que en hombres (5.8% y 2.5% respectivamente) (Belló, Puentes-Rosas, Medina-Mora & Lozano,2005; Wagner, González-Forteza,Sánchez-García, García-Peña & Gallo, 2012). Las diferencias deprevalencias respecto al sexo concuerdan con las reportadas en el estudio de cargamundial de morbilidad (2010), donde los datos a nivel país reportan que en México ladepresión ocupa la cuarta causa principal de años de vida ajustados en función de ladiscapacidad (AVAD) en mujeres y el lugar 14 en hombres (Instituto para la Medición y Evaluación de la Salud, Red de DesarrolloHumano & Banco Mundial, 2013; Lozanoet al., 2013).
Otra evidencia que han aportado los estudios epidemiológicos es la limitación enrecursos y personal especializado para labores de prevención y atención detrastornos mentales, lo que deriva en una brecha (déficit) de tratamiento de estos,la cual en el caso de la depresión es del 58.9% en América Latina y el Caribe y del78.2% para México. En otras palabras, en nuestro país, alrededor de tres cuartaspartes de las personas que padecen depresión no recibe tratamiento (Benjet, Borges, Medina-Mora, Fleiz-Bautista &Zambrano-Ruíz, 2004; Borges, Medina-Mora& López-Moreno, 2004; Kohn etal., 2005; Medina-Mora et al., 2005). Anteeste escenario, el papel de modelos de prevención, detección y tratamiento tempranode este tipo de afecciones, al igual que la identificación e intervención sobre losfactores asociados, es cada vez más relevante.
El estrés psicológico tiene un rol importante en el inicio y evolución de lostrastornos mentales, particularmente en la depresión (Pechtel & Pizzagalli, 2011; Hammen, 2005; Paykel, 2001). Enlas últimas décadas, una amplia cantidad de literatura ha evidenciado la asociaciónentre mayores niveles de factores estresantes, ya sean de tipo personales oambientales, con la aparición de episodios depresivos, lo anterior tanto en estudioscon muestras clínicas, como en estudios con muestras comunitarias (Agid, Kohn &, Lerer, 2000; Dean & Keshavan, 2017; Patten, Metz & Reimer, 2000). Talesfactores varían de acuerdo al sexo, edad, grupo étnico y nivel socioeconómico; sinembargo, las estimaciones mundiales y regionales indican que las mujeres son másvulnerables a padecer depresión (5.1%) en comparación con los hombres (3.6%) (OPS, 2017; Rafful, Medina-Mora, Borges, Benjet & Orozco2012). Dichavulnerabilidad es especialmente importante al afectar negativamente la vida de lasmujeres, sus hijos y sus familias. Diversos estudios han demostrado que las madresque presentan depresión tienen menor energía para cuidar de sí mismas y para cuidara sus hijos pequeños (De Castro, Place, Villalobos& Allen-Leigh, 2015).
El objetivo del presente estudio fue determinar la prevalencia de sintomatologíadepresiva (SD) en mujeres residentes de la Zona Metropolitana de la Laguna (ZMLL),México, durante el año 2014, así como analizar la asociación entre dichasintomatología con los niveles de estrés y funcionamiento familiar percibidos porlas participantes, considerando el impacto de las variables sociodemográficas.
Materiales y Métodos
Sitio y participantes
Durante el periodo agosto-diciembre de 2014, se llevó a cabo un estudioobservacional analítico de corte transversal, cuyo objetivo fue caracterizar lasalud mental de las familias de la ZMLL (Gaytán,Rosales, Reyes, Díaz-Barriga & Calderón, 2015). Aleatoriamente seseleccionaron tres escuelas primarias ubicadas en zonas de marginación altamedia y baja, de acuerdo con el Consejo Nacional de Población (Conapo, 2012). Se invitó a las madres defamilia de primero y segundo de primaria a participar en el estudio junto consus hijos. El estudio fue aprobado por el Comité de Bioética de la Facultad deCiencias de la Salud de la Universidad Juárez del Estado de Durango (FolioPI-2014-08-01) y las madres o tutoras firmaron un consentimiento informado. Paraser incluidas en la muestra se les pidió ser residentes en la zona de estudio yser mayores de edad. Se planeó excluir a madres con algún trastorno mentalpreviamente diagnosticado o a aquellas que estuviesen consumiendo medicamentospsicoactivos. Sin embargo, no se detectó ningún caso.
Instrumentos
Evaluación de la Sintomatología Depresiva (SD). Se utilizó elinventario de depresión de Beck (BDI, por sus siglas en inglés) (Beck, Steer, & Garbin, 1988). Esteinventario, estandarizado para la población mexicana (Jurado et al., 1998), consta de 21reactivos que evalúan la intensidad sintomática de la depresión en muestrasclínicas y no clínicas. El instrumento posee una adecuada consistencia interna(α = 0.83, p < 0.01). Cada reactivo contiene varias frases autoevaluativas,de las cuales se debe escoger la que más se ajuste al propio estado de ánimo delos últimos seis meses. Las puntuaciones obtenidas en la prueba se agrupan encuatro grados de depresión: mínima (0 puntos a 9 puntos), leve (10 puntos a 16puntos), moderada (17 puntos a 29 puntos), y severa (30 puntos a 63 puntos).
Evaluación del Estrés Percibido (EP). El estrés se midió através de la escala de estrés percibido (EEP) en su versión de 14 reactivos(Cohen, Kamarak & Mermelstein,1983), adaptado culturalmente para México por González & Landero (2007). El EEP evalúa la percepciónde estrés durante el último mes. Cada pregunta tiene un patrón de respuestapolitómica de cinco opciones: nunca, casi nunca, de vezen cuando, a menudo y muy amenudo, arrojando puntuaciones de 0 a 4. Los puntajes de losreactivos 4, 5, 6, 7, 9 y 10 son inversos. Los puntajes totales pueden variar de0 a 56. A mayor puntuación, se infiere un mayor nivel de estrés. Laconfiabilidad de este instrumento es de α = 0.83. Para el presente estudio seutilizó un punto de corte de 28 puntos, equivalente a la media muestral más unadesviación estándar, para determinar un nivel elevado de estrés.
Evaluación del Funcionamiento Familiar (FF). Se utilizó unaescala denominada evaluación de las relaciones intrafamiliares (ERI) (Rivera & Andrade, 2010), en su versiónde doce reactivos, mismos que están organizados para evaluar tres dimensiones:unión, expresión y dificultades. Cuenta con cinco opciones de respuesta quevarían de totalmente de acuerdo a totalmente endesacuerdo. La confiabilidad de cada una de las dimensiones es de α= 0.81 para unión y apoyo, α = 0.88 para expresión y α = 0.78 para dificultades(Rivera & Andrade, 2010).
Evaluación del Nivel Socioeconómico (NSE). Se midió a través dela regla 10x6 establecida por la Asociación Mexicana de Agencias deInvestigación de Mercado y Opinión Pública (AMAI 10 × 6), que es un índice queclasifica el nivel socioeconómico de los hogares en seis niveles (A/B, C+, C,D+, D y E). El nivel A corresponde al nivel socioeconómico alto con disminuciónprogresiva hasta E. La escala toma en cuenta el nivel de educación del jefe dela familia o de las personas que más contribuyen a los gastos del hogar, asícomo de nueve características o posesiones del hogar (López, 2011). En esteestudio distribuimos estos niveles en tres categorías: Bajo (D y E), Medio (C yD+) y Alto (A/B y C+).
Variables Sociodemográficas. Se recabo información sobre edad,nivel educativo, estructura familiar y número de hijos mediante un instrumentoad hoc (Tabla1).
Procedimiento
Una vez autorizada la participación, los cuestionarios e instrumentos aplicados alas participantes se administraron de manera grupal en una sesión deaproximadamente una hora y media. Todos los instrumentos fueron administradospor psicólogos previamente capacitados y tuvieron lugar en aulas iluminadas yaisladas de ruido. Las participantes recibieron información sobre el objetivodel proyecto, la naturaleza voluntaria de la participación, así como riesgos ybeneficios del mismo proyecto. De igual modo se garantizó la confidencialidad delos datos personales y la devolución de resultados de manera individual.
Análisis estadístico
Para el análisis univariado se calcularon medidas de tendencia central y dedispersión para las variables continuas, así como porcentajes para las variablescategóricas. Para el análisis bivariado se emplearon pruebas de Ji cuadrada(χ²), Anova y razón de momios (RM); se aplicó también la regresión logísticabinaria en el análisis multivariado. Todos los valores fueron calculados a doscolas p < 0.05. Los datos se analizaron con el paqueteestadístico IBM SPSS Statistics versión 22.0 (IBM Corporation, 2013), y la calculadora enlínea OpenEpi versión 2.3.1. (Dean, Sullivan& Soe, 2014).
Resultados
Caracterización sociodemográfica de las participantes
La muestra quedó conformada por 118 mujeres. La media de edad de lasparticipantes fue de 32.3 años (DE = 6.3 años), y al momento del estudiocontaban con por lo menos un hijo en edad escolar. El porcentaje total demujeres con nivel educativo menor a bachillerato fue de 61.0%. El 76.3%manifestó contar con pareja. La muestra se dividió en dos grupos de estudio deacuerdo a su edad (menores y mayores de 30 años), ubicando al 58.5% de lamuestra en el grupo de 30 años o más. Se observaron diferencias significativasen el nivel educativo (χ² = 3.81, p < 0.05) y el número dehijos (χ² = 8.16, p <.01) de las participantes de acuerdo al grupo deestratificación (Tabla 1).
Sintomatología depresiva
En la Tabla 1 se describe el nivel de SDtanto para la muestra global, como para los grupos de edad, así como la M y DEde la puntuación total de BDI. 12.7% de las participantes reportaron síntomasclínicamente relevantes (moderada y severa). Al analizar la SD por grupo de edadse encuentra una mayor proporción de sintomatología clínicamente relevante entremujeres menores de 30 años (18.4%) en comparación a las mujeres mayores de 30años (8.7%). Sin embargo, la diferencia no es estadísticamente significativa (χ²= 2.41, p = 0.10) (Tabla2).
Niveles de estrés y ambiente familiar
El 21.2% de las participantes reportaron niveles elevados de estrés. Aunque seobservó una mayor proporción de mujeres menores de 30 años con alto estrés(26.5%), en comparación a las participantes de mayor edad (17.4%), la diferenciano alcanza significancia estadística (χ² = 1.43, p = 0.16). Sinembargo, al analizar los puntajes medios de la EEP-14 por grupos de edad, seencuentra una diferencia significativa (t (116) = 2.47,p = 0.01) (Tabla2).
El 6.8% de la muestra reportó niveles bajos de funcionamiento familiar. Como sepuede ver en la Tabla 2, no seencontraron diferencias significativas entre los grupos de edad(χ² = 5.67, p = 0.06).
Asociación entre sintomatología depresiva, estrés, funcionamiento familiar yvariables sociodemográficas
La Tabla 3 muestra los coeficientes decorrelación y el respectivo valor p entre cada una de lasescalas y variables demográficas analizadas. Se encontró una relación positivamoderada entre la depresión y el estrés (r = 0.46,p < 0.01), y relaciones negativas con funcionamientofamiliar (r = -0.31, p < 0.01) y educación(r = -0.20, p < 0.05). El estrés estuvoinversamente relacionado con el funcionamiento familiar.
Mediante regresiones logísticas binomiales se estimó el riesgo de lasparticipantes de padecer SD en relación al EP, FF, NSE, número de hijos,estructura familiar y nivel educativo. Para dicho análisis, los puntajesobtenidos en el BDI fueron recategorizados en dos niveles: Leve (mínima y leve)y Clínicamente Relevante (moderada y severa). Se corrieron tres regresiones, unapara donde se incluyó al total de la muestra y las otras dos por grupo de edad.Todas las variables sociodemográficas fueron descartadas del modelo inicial.
La Tabla 4 muestra los modelos finales deregresión ajustado por EP y FF. En la muestra global, las mujeres que padecen EPelevado presentan un riesgo significativo de padecer SD que va desde 1.3 hasta24.2 veces más que las madres que reportan un EP normal. Este mismo patrón seobserva en el grupo de mujeres mayores de 30 años, aunque el riesgo aumenta de1.7 a 100 veces más. Por otro lado, en el grupo de mujeres más jóvenes,solamente el FF bajo incrementa el riesgo de SD desde 0.1 a 83.5 veces.
Discusión y Conclusiones
La depresión es uno de los padecimientos de salud mental con mayor prevalencia enadultos y, de acuerdo con las previsiones de la OMS, será la primera causa dediscapacidad en el año 2030 (OMS, 2013b;OPS, 2017). Al ser su frecuencia mayor enmujeres, y tener un impacto negativo en las áreas familiar, social y laboral, elestudio de los factores asociados a la presencia de este trastorno resulta de granimportancia (De Castro et al.,2015). A pesar de ello, los estudios epidemiológicos enfocados a sudetección, particularmente en población clínicamente sana, siguen siendo escasos(González, Landero & García, 2009;Slone et al., 2006).
Los resultados del presente estudio muestran una prevalencia de SD severa (3.4%)similar a la reportada en la ENEP y la END, donde se identificaron prevalenciasanuales de 2.1% y 5.8% (respectivamente) de trastorno depresivo mayor en mujeresmayores de 18 años (Belló et al.,2005; Medina-Mora et al., 2005). Sin embargo, al sumarla prevalencia combinada de SD severa y moderada, para conjuntar una perspectivareal del riesgo, la prevalencia de SD clínicamente relevante fue del 12.7%. Estaprevalencia es casi el doble a la reportada en mujeres mexicanas de zonas urbanasdurante el último año (7.6%) (Slone etal., 2006) y a la tasa media de prevalencia de depresiónmayor, reportada en el último año, en mujeres de América Latina y el Caribe (6.5%)(Kohn et al., 2005;Rodríguez et al., 2009).Pero esta prevalencia es menor a la estimada en madres menores de cinco años a nivelnacional, a través de un análisis secundario de datos de la Encuesta Nacional deSalud y Nutrición (Ensanut) 2012, la cual arrojó una prevalencia de SD del 19.9%, yen la que fue utilizado un instrumento de cribado de SD enfocado en la semanaprecedente (De Castro et al.,2015).
Así mismo, los hallazgos de este estudio permitieron determinar la asociación tantodel estrés como del funcionamiento familiar con la SD; es decir, tanto el EP como elFF son factores de riesgo para depresión en mujeres residentes de la ZMLL, México.Estos resultados son congruentes con las asociaciones ya informadas entre estas tresvariables en distintas poblaciones (Andradeet al., 2003; Gómez-Restrepo et al., 2004). Por grupo de edad, lasmujeres menores de 30 años que refieren un funcionamiento familiar bajo son ochoveces más propensas a presentar sintomatología depresiva (RM = 9.60, IC 95% =1.1-84.5); en tanto, para el grupo de mujeres de 30 años o más, es el estrés elevadoel factor de riesgo para presentar depresión (RM = 16.65, IC 95% =2.7-101.3).
Estos resultados también sugieren que los factores de riesgo para presentar depresiónvarían de acuerdo a la edad en que se encuentra una mujer. En las mujeres menores de30 años, las cargas de responsabilidad social, ligadas a su condición de madres yesposas, las exponen a un mayor riesgo de padecer depresión, lo cual se refleja enque un bajo FF resulta en un factor de riesgo de SD. En las mujeres de 30 años ymás, al ya haber consolidado su estructura familiar, la FF ya no resulta un factorde riesgo para SD y, así, las presiones se centran más en estresores como losproblemas económicos, lo cual es medido a través de la escala de EP.
Si bien, la diferencia entre las prevalencias de SD, EP y FF entre los grupos deestudio no fue significativa, se observó una tendencia a mayor prevalencia de casosde SD significativa en el grupo de mujeres menores de 30 años, así como mayorespuntajes en los valores de los instrumentos de medición tanto de SD, de EP y de FF.Esta tendencia guarda relación con las revisiones que indican un promedio de edad deinicio de la depresión de 20 años (Kessler,2002; Wagner et al.,2012).
Al tomar en cuenta que en el presente estudio ninguna de las participantes contó conun diagnóstico previo de trastorno mental, y la concordancia de los resultadosreferentes a SD con estudios realizados tanto en muestras clínicas comocomunitarias, se llega a evidenciar, por una parte, la magnitud de la problemáticade SD presente en madres de niños pequeños, así como los problemas de detección yatención temprana para esta parte de la población que resulta particularmentevulnerable (Díaz & Chase, 2010; England & Sim, 2009).
Una de las principales barreras identificadas para la detención y atención de estetipo de condiciones es la falta de recursos financieros y de personal especializadopor parte de los servicios de salud mental en América Latina y el Caribe (Rodríguez, 2011), lo que hace indispensableinstrumentar medidas que amplíen la cobertura preventiva, privilegiando modeloscomunitarios, sobre todo en los grupos más vulnerables. De igual manera, caberesaltar la importancia de la incorporación por parte del personal de salud, deestrategias y programas enfocados al monitoreo y atención de la salud mental maternadurante todo el ciclo vital, y no solo durante el periodo perinatal, tiempo en elque generalmente identifican los casos asociados a depresión postparto (England & Sim, 2009).
La evidencia muestra que existen herramientas breves y eficaces para la detección dedepresión en adultos, por lo cual se recomienda el uso rutinario de estasherramientas en centros de atención primaria y obstetricia, inclusive como partecomplementaria a la atención pediátrica y salud reproductiva (England & Sim, 2009; Woolhouse, Gartland, Mensah & Brown, 2015). Además, se ha probadoque los beneficios de identificar y atender la depresión son mayores a los gastosasociados a su padecimiento, particularmente en la depresión materna, donde laatención mejora tanto la salud de la mujer como la de sus hijos (Díaz & Chase, 2010).
Debido a que el objetivo del presente estudio estuvo enfocado a determinar laprevalencia de la SD y el análisis de factores asociados, una de sus fortalezas eshaber utilizado instrumentos de cribado validados para la población objetivo. Asímismo, una consideración del presente trabajo fue el empleo de una muestra norepresentativa que impide extrapolar los resultados al universo de mujeresanalizado.
Resumen
Main Text
Introducción
Materiales y Métodos
Sitio y participantes
Instrumentos
Procedimiento
Análisis estadístico
Resultados
Caracterización sociodemográfica de las participantes
Sintomatología depresiva
Niveles de estrés y ambiente familiar
Asociación entre sintomatología depresiva, estrés, funcionamiento familiar yvariables sociodemográficas
Discusión y Conclusiones